martes, 19 de julio de 2016

Extractos de Lucamo 3





LA CLAVÍCULA DE LOS SUEÑOS

Segundo Premio, Cuarto Concurso Nacional de Cuento para Trabajadores, de la Cooperativa De Trabajadores De Empresas Públicas De Medellín, Colombia 1993.

El frasco de "Mata Siete" rodó de la mano casi inerte. Se oyó un estallido seco y varios fragmentos de vidrio quedaron dispersos por el suelo. El líquido venenoso se extendió por el piso como una gran mancha gris. Después, Adela Cáceres, solo escuchó:

—Suelten el esqueleto.

Fue como si la guadaña se la hubiera cortado. La cabeza de Adela hizo un movimiento brusco sobre la almohada y empujó el libro al piso. "La Clavícula de los sueños", de Ali Abdela, lo había adquirido en la Feria Popular del Libro de 1977. El libraco de edición pirata y de papel ordinario, pronto se había convertido en el talante de sus sueños. Parecían dictados por él. Cuanta imagen onírica cruzaba las noches de Adela, eran esclarecidas por aquellas páginas, ya amarillentas por el uso.

Las pesadillas de los últimos días habían sido sin igual. Soñó con manzanas, interpretadas por el libro como prohibiciones morales. Las serpientes la penetraron como instintos carnales. Y el esqueleto, amenazante, blandió su guadaña sobre ella. Los mensajes nocturnos no dejaron de sucederse señalando el desenlace fatal, como un mal augurio. Sin embargo, Adela esperaba no todo fuera como se leía allí.

Toda su vida estuvo marcada por el mismo sueño recurrente. Su destino era un granero lleno de trampas, pero ella no era el trampero, sino la rata desesperada, buscando algo de alimento. Cuando por fin alcanzaba el queso dejado como cebo, su cabeza quedaba atrapada entre la madera y los rígidos alambres. La imagen se le grabó sin duda desde la infancia. Vivió siempre en la misma casa del Barrio Antioquia. Al lado pasaba una quebrada de aguas negras. Servía de refugio a innumerables ratas. Algunas alcanzaban tamaños sorprendentes. La casa se mantenía plagada de roedores. Todo lo dañaban con sus dientes. Por eso su padre había construido un parapeto de madera para proteger el mercado. Cuando el viento se colaba, el cajón ahorcado por la soga amarrada a la viga del techo de la cocina, se mecía lentamente en el aire. También instaló trampas La mayoría de las veces no alcanzaban a matar a los animales. Con sensaciones de asco, Adela los vio arrastrarse con trampa y todo. Y otras tantas, ella debió golpearlos con un garrote hasta exterminarlos. Tal costumbre la asqueó y consiguió un gato. Éste al ver cómo las presas casi alcanzaban su tamaño, huyó sin más. Quedó solo la alternativa del veneno.

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lunes, 18 de julio de 2016

Extractos de Lucamo 2


Distanciar el Yo

Algún día reciente comenté: Hoy me están saliendo las cosas mal. Mi interlocutor contestó: Quizá te levantaste con el pie izquierdo. Estaba seguro de no ser así, sin embargo dije: Tal vez debe ser por eso. Y estaba seguro de no ser así, porque todos los días me levanto con el pie izquierdo. La disposición de mi cama obliga a ello. Siempre debo poner en el piso, primero el pie izquierdo, luego el derecho. Hago memoria y durante casi toda mi vida ha sido igual. Más dije, tal vez es por eso. Pienso en lo dicho y encuentro una sorprendente concreción del agüero, producto de una creencia arraigada en mi inconsciencia. La sorpresa se hizo mayor, cuando me decidí a explorar los recónditos orígenes de tal agüero. En algún oscuro laberinto se hallaba el mito ambivalente de lo diestro y lo siniestro. En este vericueto se nos descubren los conceptos del bien y el mal plantados con sus raíces aferradas a nuestra visión del mundo.

¿Pero se mencionó mito? Eso quiere decir, entonces, en algún lugar mental hay un sustento simbólico donde Dios y el Diablo libran su lucha más encarnizada. Estos símbolos como todos los símbolos, remiten a referentes materiales plasmados en múltiples representaciones icónicas como pueblos hay en el mundo. Tras de cada imagen se exteriorizan los mitos, requeridos por cada pueblo para existir, para darle forma a su realidad. A eso, lo llamamos cultura. Es en ese sorprenderse frente a las múltiples conexiones culturales, generadas por un desprevenido agüero, donde tiene comienzo esta investigación sobre la cultura del suroeste antioqueño y sus formas simbólicas. A lo largo de estas líneas iremos descubriendo cómo se construyen los imaginarios de una cultura, cuando la exageración se toma la palabra en noches alumbradas y calentadas por unas brazas de tizones, mientras arden en el fogón de leña.

Un simple acto del habla cotidiana oculta todo un mundo simbólico adquirido culturalmente. Cada mundo simbólico particular, se construye una y otra vez a través de la tradición oral hasta tomar una forma compleja. En la tradición oral asistimos a la expresión de un mundo simbólico, pero en un proceso más complejo, donde lo simbólico se articula con lo imaginario y lo real. La tradición oral, incluso, va más allá. Da cuenta de las relaciones mutuas entre sus diferentes aspectos, manifiestos en las esferas de la producción, de las relaciones sociales y las prácticas ideológico-culturales de la vida diaria dentro de una comunidad concreta.

Nací en una ladera de Cerro Bravo en Fredonia (Antioquia), Colombia, y de frente a Cerro Tusa (Venecia). No se podría decir cuál de los dos cerros es más mágico. Por un lado, Cerro Tusa con su imponente figura de pirámide, y del otro, Cerro Bravo con su nube permanente en la cima a modo de aureola de santo.

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domingo, 17 de julio de 2016

Extractos de Lucamo 1





DESCUBRIMIENTO DE LA VIDA

Quién vuela, quién va y quién vuelve, no se sabe. Mírame, muy entera todavía. A mis años sigo aquí. Unos me creen cuarentona, otros cincuentona y para otros supero los sesenta años, pero lo más importante de todo, no tengo miedo de contar aquella historia vivida por experiencia propia, como sí lo tendría si fuera joven, o como lo sintieron aquellas a quienes chamuscaron en Salem. Sobra advertir algo evidente. En nuestra historia, las palabras han sido la existencia de las cosas. Solo existe algo si se puede nombrar. Quienes ven la realidad demasiado pesada o no la pueden comprender, acaban por denominar fantasía o mito a todo cuanto supera sus conocimientos comprobables.

Para ese tiempo, en Tierra Libre, las cosas no eran como hoy. No había radio y mucho menos televisión. El cine existía pero nosotros no sabíamos. En cambio, los periódicos los vendían en el pueblo, pero como si no existieran. La mayoría no sabíamos leer. Aprendí solo a deletrear. Asistí a la escuela durante un año. Debía caminar una hora en las mañanas para llegar hasta la casa de bahareque, donde siempre faltaba en qué sentarse, además de las tizas. Yo era la comisionada de recoger en mi camino, unas cuantas piedras terrosas del río para escribir en el pizarrón. Uno de esos días, la lluvia arreciaba sin intenciones de escampar. Los demás chicos fueron saliendo para sus casas. Unos guarecidos con plásticos y otros chapoteando el agua de los encharcamientos. El maestro Montoya, en cambio, no se atrevía a salir. Ahí estaba parado con su traje impecable, entretenido en ver caer la lluvia. Le ofrecí mi plástico prestado y después de esgrimir mil disculpas, acabó por mostrarme su gran secreto. Levantó los zapatos para dejar ver los rotos en las suelas, disimulados con un cartón incapaz de impedir el naufragio de los calcetines. Entonces me contó su precaria situación. Sumaba tres meses sin recibir su salario y aunque comida no le faltaba, la ropa era tejida una y otra vez para disfrazar la miseria. 

Cuando empezó la cosecha de café, se acabó el año lectivo y el estudio para mí. Ya tenía la educación suficiente para una mujer en aquella época. Había aprendido el arte de la cocina, sabía zurcir la ropa roída de tanto usarla y sabía hacer croché. Estaba preparada para servirle a quien me desposara en el futuro. La mayor dificultad la encontraba cuando armaba las arepas delgadas. En eso mi madre tenía más pericia. Las iba girando y abriendo con sus dedos. La masa formaba una tela casi transparente, redonda como la luna. Entonces la descargaba sobre la parrilla puesta al calor en la boca del fogón de leña. Allí las asaba a la brasa. Al rato la volteaba y luego la bajaba, tostada como bizcochuelo. Con la punta de un cuchillo la frotaba para quitar el tizne.


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jueves, 14 de julio de 2016

El Señor del Oro



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La magia obedece a un poder interior para obrar con poder sobre el mundo. En esta historia, un hombre nacido para ser mago, se enfrenta a la aventura de un viaje para sacar el tesoro de Jota Treliz. Es el tesoro más grande del mundo y de la historia de la humanidad.

Ese hombre pronto descubre su verdadera condición de ser humano. Es un muerto regresado al mundo de los vivos por otro mago. Pero hasta la magia de ese mago, fue preparada por él cuando aún vivía. Descubre con sorpresa, cómo cada prueba para sacar el codiciado tesoro, es en realidad un diseño de la gran topología de su memoria en vida, la cual busca recuperar con cada paso en su recorrido.

Aquel viaje hacia la Cueva Dorada donde se encuentra escondido el gran tesoro, es en realidad una reconstrucción de la memoria de Jota Treliz, el fallecido. Debe enfrentar trece pruebas en igual número de moradas y desvelar siete sellos. Al final, será de nuevo un hombre con memoria, con alma, con vivencias, y sobre todo, con todas las representaciones de su yo de nuevo integradas a su personalidad.


El muerto viviente se convierte en un vivo viviente pleno, gracias al gran acto de su magia. El espectáculo de reconstruir su conocimiento adquirido en vida, lo convierte de nuevo en humano. 


Páginas del Autor:


Otros libros del autor:
En Español 

Quiero Volar
Imaginaria de la Exageración
Del Donjuanismo al Vampirismo Sexual
La Edad de la Langosta
La Clavícula de los Sueños
El Moderno Concepto de Comunicación
Sociosemántica de la Amistad
Quince Escritores Colombianos
De Escritores para Escritores
Territorios de la Muerte
Territorios de Muerte
Años de Langosta
Diez Cortos Animados
El Orbe Llamador
Guayacán Rojo Sangre
Virtuales Sensaciones
Magia: Símbolos y Textos de la Magia
Oscares al Desnudo
Alfarero de Cuentos
El Abogado del Presidente
El Confesor
La Fortaleza 
Tribunal Inapelable
 Operación Ameba
Terror-istmo y Terror-ismo
Jade Partido 
El Señor del Oro
  
In English
 
From Don Juan to Sexual Vampirism
The Imaginary of Exaggeration
The Clavicle of Dreams
I Want to Fly 
 Magic: Symbols and Texts of Magic
 
Próximamente se anunciarán más títulos.
More titles will be announced soon.