lunes, 18 de julio de 2016

Extractos de Lucamo 2


Distanciar el Yo

Algún día reciente comenté: Hoy me están saliendo las cosas mal. Mi interlocutor contestó: Quizá te levantaste con el pie izquierdo. Estaba seguro de no ser así, sin embargo dije: Tal vez debe ser por eso. Y estaba seguro de no ser así, porque todos los días me levanto con el pie izquierdo. La disposición de mi cama obliga a ello. Siempre debo poner en el piso, primero el pie izquierdo, luego el derecho. Hago memoria y durante casi toda mi vida ha sido igual. Más dije, tal vez es por eso. Pienso en lo dicho y encuentro una sorprendente concreción del agüero, producto de una creencia arraigada en mi inconsciencia. La sorpresa se hizo mayor, cuando me decidí a explorar los recónditos orígenes de tal agüero. En algún oscuro laberinto se hallaba el mito ambivalente de lo diestro y lo siniestro. En este vericueto se nos descubren los conceptos del bien y el mal plantados con sus raíces aferradas a nuestra visión del mundo.

¿Pero se mencionó mito? Eso quiere decir, entonces, en algún lugar mental hay un sustento simbólico donde Dios y el Diablo libran su lucha más encarnizada. Estos símbolos como todos los símbolos, remiten a referentes materiales plasmados en múltiples representaciones icónicas como pueblos hay en el mundo. Tras de cada imagen se exteriorizan los mitos, requeridos por cada pueblo para existir, para darle forma a su realidad. A eso, lo llamamos cultura. Es en ese sorprenderse frente a las múltiples conexiones culturales, generadas por un desprevenido agüero, donde tiene comienzo esta investigación sobre la cultura del suroeste antioqueño y sus formas simbólicas. A lo largo de estas líneas iremos descubriendo cómo se construyen los imaginarios de una cultura, cuando la exageración se toma la palabra en noches alumbradas y calentadas por unas brazas de tizones, mientras arden en el fogón de leña.

Un simple acto del habla cotidiana oculta todo un mundo simbólico adquirido culturalmente. Cada mundo simbólico particular, se construye una y otra vez a través de la tradición oral hasta tomar una forma compleja. En la tradición oral asistimos a la expresión de un mundo simbólico, pero en un proceso más complejo, donde lo simbólico se articula con lo imaginario y lo real. La tradición oral, incluso, va más allá. Da cuenta de las relaciones mutuas entre sus diferentes aspectos, manifiestos en las esferas de la producción, de las relaciones sociales y las prácticas ideológico-culturales de la vida diaria dentro de una comunidad concreta.

Nací en una ladera de Cerro Bravo en Fredonia (Antioquia), Colombia, y de frente a Cerro Tusa (Venecia). No se podría decir cuál de los dos cerros es más mágico. Por un lado, Cerro Tusa con su imponente figura de pirámide, y del otro, Cerro Bravo con su nube permanente en la cima a modo de aureola de santo.

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