sábado, 23 de julio de 2016

Extractos de Lucamo 5






La Extinción de Don Juan

Don Juan, decía George Sand, es hombre con cuerpo de mozo de cuadra y alma de prostituta.

La literatura y el arte en general, tienen la virtud de proceder por símbolos. Éstos, con el tiempo, se vuelven prototipos o elementos para evidenciar una realidad no percibida todavía. Obras literarias como Don Juan (1665) De Moliére, Don Juan Tenorio (1884) de José Zorrilla y del Moral, y El Burlador de Sevilla y Convidado de Piedra (1630) de Tirso de Molina, evidenciaron, desde el arte, una forma diferente de establecer relaciones entre el hombre y la mujer, por fuera del convencionalismo moral y social. Se dio paso al predominio del lenguaje sobre las conveniencias económicas y sociales. Don Juan se volvió el ideal de muchos hombres, quienes soñaban con alcanzar el amor de las mujeres, en vez del solo interés de éstas por una estabilidad. Pasó a simbolizar esa parte, presente en todo hombre, en diferente grado, de seductor, de cazador.

Don Juan solo contará en adelante para seducir a las mujeres, con su atractivo físico, y más allá de éste, con su capacidad verbal para despertar las más ocultas pasiones de ingenuas doncellas. “Saboreamos un dulzor extremado, cuando conquistamos a fuerza de galanteos, el corazón de una joven beldad” (Moliére). El lenguaje, de Don Juan, está fundamentado en la exaltación de las cualidades físicas de la “víctima”. Frente a Charlotte dice: “No debéis avergonzaros de oír que se os digan las verdades. Sganarelle, ¿Qué dices de esto? ¿Es posible contemplar algo más agradable? Volveos un poco por favor. ¡Oh, qué lindo talle! Alzad un poco la cabeza, os lo ruego. ¡Qué cara tan bonita! Abrid del todo los ojos. ¡Qué hermosos son! Dejad que vea vuestros dientes, os lo suplico. ¡Oh, qué adorables son, y esos labios, qué apetitosos! Estoy fascinado y os aseguro que jamás había visto una criatura tan encantadora” (Moliére).

El comportamiento, en contra de las normas sociales y religiosas, lleva a Don Juan a ser desheredado por su padre. “Los hijos como tú son hijos de Satanás” (Zorrilla). Ante los demás aparece como “la más mala cabeza del orbe; y no hubo hombre alguno que aventajarle pudiera” (Zorrilla). Es arriesgado y su suerte no parece tener igual “es proverbial su fortuna y extremadas sus empresas” (Zorrilla).

La imagen de sí, anima a Don Juan a seguir adelante. “El orbe es testigo de que hipócrita no soy, pues por doquiera que voy va el escándalo conmigo” (Zorrilla). “Por dondequiera que fui, la razón atropellé, la virtud escarnecí, a la justicia burlé y a las mujeres vendí. Yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí, yo los claustros escalé y en todas partes dejé memoria amarga de mí.” (Zorrilla). 

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